Nicolás Santos fue el mejor colombiano en el maratón de Boston 2018, este administrador financiero pese a las adversidades del clima paró el cronometro en 2 horas 45 minutos 09 segundos, confirmando así que es un verdadero súper runner, lo realizado en Boston no es casualidad, Nicolás cuenta con una mejor marca personal en la distancia de 2:31:21, marca que logró en el maratón de Chicago 2016 corriendo a un paso promedio de 3:35 kilómetro. Es de resaltar que Nicolás es aficionado y debe combinar su pasión por el running con sus jornadas laborales y lo más importante; su familia.
Su hobby y su profesión tienen un objetivo común: lograr buenos números, tanto en el papel como en el cronómetro. Aunque aclara que él no corre por ganar o conseguir grandes marcas, sino por retarse a sí mismo. En el 2015 alcanzó uno de sus logros más importantes al ubicarse en el puesto 35 del maratón de Nueva York con un tiempo de 2:32:28, excelente ubicación teniendo en cuenta que ese año participaron 50.229 corredores.
Los corredores que estuvieron en la presente versión del maratón de Boston afirman que vivieron toda una odisea, los dias previos a la carrera se confirmó que el tiempo no sería el mejor, y el lunes 18 de abril pudieron confirmarlo, la temperatura llegó a los 3 grados bajo cero, ademas los fuertes vientos y la lluvia constante los acompañó durante toda la prueba. Entre esos miles de runners se encontraba Nicolás, asumiendo un nuevo reto, construyendo un nuevo capítulo de esta vida maratoniana que inició en el 2006. Hay cientos de historias del maratón de Boston, historias inspiradoras, historias de guerreros incansables, historias como la de Nicolás, un hombre del comun que hace lo que le apasiona.
“Mi nombre es Nicolás Santos, soy administrador de empresas, casado y con dos hijas, Martina de 5 años y Emilia de 4 años. Mi primer acercamiento al mundo del running ocurrió en el 2002, empecé a correr principalmente por vanidad y por tratar de volver a tener la disciplina deportiva que algún día había tenido en el colegio. Durante más de 4 años corrí de manera constante, sin ningún guía ni plan de entrenamiento específico y casi siempre lo hacía en trotadora. El objetivo era mantener mi estado físico, no lo veía como una afición y además correr no estaba de moda.
En el 2006, después de haber corrido algunas medias maratones y algunas 10K corro mi primera maratón, la maratón de Nueva York en un tiempo de 3:39:34. Quedo entusiasmado por la experiencia tan única que fue correr esa maratón. Fue desde ahí que comienzo una afición seria por el atletismo y en particular por correr maratones. Desde ese momento me encamino a entrenar con disciplina y constancia para lograr ser un buen atleta. Durante este proceso corro varias maratones, logrando cada vez ir bajando mis tiempos de manera constante. Pero en el 2012 me propongo un objetivo, bajar las 3 horas en la maratón de Boston, pero para esto necesito cambiar mis hábitos y entrenar con alguien profesional. Es en este momento que llego a donde Santiago Rodríguez, quien hoy en día es mi amigo y mi entrenador. Durante el proceso y gracias a estos 6 años al lado de él he logrado tiempos que nunca me imaginé lograr:
• 2013 Maratón de Miami 2:38:02
• 2014 Maratón de Boston 2:37:09
• 2015 Maratón de Nueva York – 2:32:38
• 2016 Maratón de Chicago 2:31:21
• 2016 Maratón de Londres 2:32:19
• 2017 Maratón de Berlín 2:33:14
La maratón de Boston 2018 va a marcar la vida de cada uno de los atletas que la corrieron. Fue una maratón que implicó sufrimiento por las condiciones climáticas, para mí, desde el momento en que salí del hotel. Llovía, hacia viento y la temperatura estaba cerca de los 0 grados. El proceso para llegar a Hopkinton implicaba ir al Common Wealth Park caminando y de ahí hacer fila para poder tomar un bus que me llevaría a la villa atlética. Todo empezó a las 5:40 a.m., llegué a la villa a las 7:15 a.m. y la carrera empezaba a las 10:00 a.m., una espera, que, por las condiciones climáticas, fue tortuosa. El piso estaba enlodado, algunas partes con hielo, el viento era permanente y la lluvia que no paraba de caer. Todo era tan incómodo, hasta el punto de que ni ganas de ir al baño me daban. Mi único objetivo era no moverme ni un centímetro de donde había decidido que iba a ser mi sitio de espera.
A las 9:10 a.m. me levanto y me dirijo a una fila que permitía la entrada de los corredores a los corrales, era la entrada de los atletas de la primera ola (Wave 1). De ahí en adelante no habría ningún tipo de refugio, por lo que decidí hacer mi última para al baño y en la fila me emparamé completamente. Finalmente llegué al corral y me ubiqué entre los corredores a esperar, salieron los corredores élite a la salida y desde ahí el tiempo empezó a moverse más rápido, faltando 5 minutos me quité la ropa que me protegía del frío y ahora sí se sentía entre los huesos; comienzo a temblar.
Suena la pistola y arranca la maratón, el momento que había esperado por más de 5 meses. Durante los primeros kilómetros el frío se siente fuerte, pero no estoy del todo mojado, así que nada grave, por ahora. A medida que pasan los kilómetros, en vez de escampar la lluvia aumenta y poco a poco voy quedando completamente emparamado. Nunca logré aumentar mi temperatura corporal, al contrario, mi temperatura iba bajando más y más a medida que avanzaba. Poco a poco las manos se me durmieron, no sentía los pies y las orejas me dolían, estoy en una carrera de supervivencia, ya no voy por un tiempo sino por lograr llegar a la meta.
Fue una carrera donde mi única salida era usar la cabeza, era la única forma en que iba a poder terminar. Mi cuerpo nunca estuvo preparado para estas condiciones, así que mi cabeza era la única que me podía sacar de esta situación y así fue. Busqué ir kilómetro por kilómetro tratando de no perder tanto tiempo y al final, en medio de un sentimiento de impotencia y desesperación llegué a la meta en 2:45:09. No hubo ningún tramo, en toda la maratón, en el que recuerde haber estado cómodo, suelto y tranquilo como debe estar uno en este tipo de competencias. Ahora, algo que rescato y puedo afirmar es que es la situación más compleja en la que haya estado en mi vida como atleta. Llegué a la carrera en mi mejor condición física, pero lo único que me puso a prueba esta carrera fue la cabeza, desde el momento inicial. Algunas maratones dejan historias y otras, como esta, experiencias”.
Tomado de la página de facebook del portal deportivo Running+Sports