Travesia pandémica de pozos colorados a cerro kennedy

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Travesia pandémica de pozos colorados a cerro kennedy

Por | 2021-01-27T22:34:23-05:00 diciembre 20th, 2020|Caminatas, Crónicas, Entrenamiento|Comentarios desactivados en Travesia pandémica de pozos colorados a cerro kennedy

Travesia pandémica de pozos colorados a cerro kennedy

En un año atípico de distancias, encierro y aislamiento no solo de nuestros seres queridos y del trabajo; mas que nada de la naturaleza, unido a la falta de sensación de libertad que a los que nos gusta el “afuera” no dejamos de extrañar soñar y desear. Es imposible no mencionar la experiencia de Pandemia. 

Pandemia y épocas que para mi fueron para encontrar recuerdos y revivir momentos. Si de la vida, de las personas y en este caso en especial de la montaña, correr, oler, respirar de ella. La extrañé y a su vez le agradecí por estar siempre ahí en mi vida. 

De esos recuerdos que se re-viven como si estuvieran vivos, salen las ilusiones de volver a vivir. Así surgió la idea de La Travesía de Tres días por las montañas de la Sierra, entre caminar, correr, y bicicleta, entre playa, montaña, ríos y mar, amaneceres y atardeceres de colores incontables, pájaros cantores como orquestas sinfónicas unido a las aguas de ríos que bajan entre montañas con olor a café y cacao y un sol que pica la espalda y refresca la cara por el sudor que rueda mientras el frio de la noche espera a medida que la subida se concentra. Así fue el acompañamiento de los tres días de travesía, pero sin bicy ni corrida, caminado con 8 kilos en la espalda, entre comida, ropa y equipo.

De a 7 horas por día saliendo del HOSTAL PLAYA DEL RITMO pasamos del menú de lujo, para comer   lo que teníamos en la espalda sin saber que nos esperaba la exótica comida sofisticada del hostal RIO ELEMENTO en Minca. Con el encanto del sonido de río, y una vegetación frondosa con arboles inmensos de años ahí instalados, la devoramos sin espera ni pausa terminando nuestro primer día de travesía.  Imposible No mencionar la sorpresa y risas de nuestra habitación-camping a orillas del río. 

 La Pandemia y el ambiente pandémico, se revivía al tocar la cercanía de cada pasada en pueblos   y lugares donde la gente se reunía. El resto del tiempo la libertad de mi cara, el olor de la montaña se saboreaba para calmar la sed de meses de cuarentena.    

Saliendo de Minca una perdida que caminamos en ocho y unos kilómetros de mas, con la ilusión del día que venia, nada nos parecía pérdida de kilómetros, ni tiempo del día; cargados de energía, comenzamos   el segundo día. Todo en subida, nada de descansos ni bajadas, subimos y subimos.  El olor de un delicioso arroz y plátano maduro del camino cruzo por nuestros ojos de hambre y necesidad de energía, y siiiii sin pensar dos veces un Coca-Cola fría acompaño el menú de borde de carretera pasado el medio día.  Continuamos en subida, el clima enfriaba, la tarde llegaba, los colores del cielo y la vista de la ciénaga a varios metros de altura interrumpían nuestro paso. Imposible no mirar, no estamos en carrera me decía. Buscábamos llegar a la “Y”, donde el camino y desvío era tomar por el camino de la “reserva el Dorado- PROAVES” a pocos kilómetros de San Lorenzo para llegar lo mas cercano a   Cerro Kennedy donde Don Moncho. Eso si,,…. la “Y” entre música, gente, billares y la vista del cañón hacia la Sierra marcaba la presencia de ella. Al son de la música y los pies en movimiento del baile nos impulsaron para seguir el camino de 11 km que nos esperaban con desnivel positivo que nunca falto en este segundo día. Ser corredora de larga distancia, ni la cercanía de la noche y menos los kilómetros que faltan en la mitad de una montaña casi desolada, afanan ni producen ansiedad, mas bien es ganas de vivir cada pisada, porque en la mente siempre esta “seguir y llegar”.  

Las casualidades no existen, dice el padre del psicoanálisis, FREUD. Tomando el camino nosotros subiendo fue el encuentro inesperado con nuestros amigos bajando, la alegría brinco y la emoción marco nuestras caras.  Foto no podía faltar, bueno en ningún momento las fotos faltaban. Cada uno continuo su camino ellos de bajada nosotros de subida. 

Mientras el color del cielo cambiaba de anaranjado a rosado y los cantos de los pájaros anunciaban la noche que nos esperaba, las luces de Santa Marta y la ciénaga se iluminaban y achicaban como luceros que iluminan el mar mientras continuamos subiendo al Hostal en las cercanías del Cerro Kennedy y la distancia de la cima hacia el mar, aumentaba. 

Como en las carreras de montaña, la noche me emociona vivirla y sentirla ahí afuera, las sombras, el frio, las estrellas y el olor abrazan la soledad que el camino marca. 

Un aviso del Hostal, revisando coordenadas aun no llegamos, poco faltaba. Voces y risas de otros curiosos y aventureros de la montaña, pero un poco mas cómodos que en camionetas llegaron, anunciaron nuestro lugar de llegada. Nos recibieron con asombro y felicitaciones. La generosidad y buena voluntad que la gente de la montaña lleva en el alma, fue demostrada con el compartir de un delicioso pan de chocolate que era para cuatro quedo para seis.  UYY que delicioso sabor, sus historias y las nuestras, la marca SR24FIT fue la protagonista de la noche entre un chocolate con arepa y el fuego-candela   al aire libre para calentar las paredes de la casa-campesina abierta que privilegiaba la vista de la montaña, el mar, la vegetación y el ambiente hogareño del mejor hostal autentico de la zona y para la zona. Con la sencillez y generosidad que se recibe a un familiar.  

Planeamos la salida de madrugada 4:30 am donde el pico Colon (5776 mts) y Pico Bolivar (5775 mts) nos esperaban para ser vistos desde la distancia en el Cerro Keneddy (base militar), paraíso de alturas cubierto por un bosque de niebla a 3100 mts sobre el nivel del mar.  Mientras la majestuosidad de nuestras montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta se perfilaba con los colores del amanecer, marcaban un día mas de libertad y existencia de uno de los lugares privilegiados y reconocidos en el mundo por el acogimiento de la variedad de aves migratorias y endémicas, la distancia mas corta mientras se viven todos los pisos térmicos del mar a la mayor altitud. El sentimiento de estar mas alto que las nubes, deja sin respiro y el suspiro de admiración del poder de la naturaleza no deja de admirar la belleza de la naturaleza y lo que produce en tu cuerpo, en tu alma estar ahí presente. ¿Que tal este privilegio, comenzar el tercer día de travesía de esta manera? Sin carrera de carreras, sin afanes, es el disfrutar el esplendor de la impensable hasta que lo vives.  La magia inundó la realidad. Volver realidad las ilusiones y la realidad que nos llamaba a comenzar a bajar de la majestuosidad de las montañas a el brillo del mar y la arena de la playa de pozos colorados.

Con una satisfacción y admiración por lo desconocido y ya conocido, por la experiencia vivida, continuamos el día tres, con un desayuno variado entre lo autentico del hostal de Don Moncho con nuestro nutritivo y saludable Plant based whole food tipo de alimentación. Bajando-caminando con el ruido de los bastones, en silencio con esa sensación de calma interior como la calma del camino. 

Entre amigos que nos encontramos en el camino, caminando, moto y carro llegamos de regreso, sintiendo que un poco falto, esa sensación que no quieres que se acabe el plato mas delicioso, yo no quería que se acabara esta experiencia tan maravillosa… 

Plan planeado, fue recorrido y vivido a fondo ¡!!!!!!!!!!!

Ines Bayona

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