Siempre había soñado con participar en una carrera de 100 millas, pero el tiempo pasa y cuando pensé que ya no tenía edad para hacerlo, recibí una llamada de Estados Unidos del representante de Altra para Colombia ofreciéndome el cupo en la Tahoe Rim Trail 100 y no dudé en aceptar.
Era 22 de diciembre 2017 e iba manejando hacia Villa de Leyva con mis 2 hijas en plan de vacaciones familiar. A pesar de estar lesionado, en esos días de vacaciones hice unas corridas de 15 a 20 km con mi hija Gabriela; aunque no me sentía bien, me metí esa meta en la cabeza, sabía que sería largo y duro pero me gustó el desafío.
Al regresar en enero arranqué puntualmente el entreno, la decisión que tomé fue construir volumen sin correr tanto y creo que fue lo más valioso porque a lo largo de los seis meses y medio de preparación nunca tuve realmente molestias importantes ni lesiones sino buenos momentos y muchas horas de entrenamiento, tal vez las que más he hecho en mi vida.
Planifiqué carreras de preparación:
- En febrero una de 21 km subiendo (Cordillera Trail), la hice bien, mi objetivo era terminar cada carrera con buenas sensaciones y
sin desgastarme demasiado para empezar a entrenar la mente a estar bajo control. Cómo poder estar afuera 2, 3, 6, y hasta 12
horas estando bajo control. - En abril una de 42 km en Guatavita (Merrell Tour), muy técnica, hice alrededor de 7 h 20 min, siempre de menos a más, con
buenas sensaciones al final. - En junio vino el primer desafío, correr en calor, en Chicamocha (Canyon Race). Fui como representante de Pulzo, hice algo de
cubrimiento en las dos carreras más largas, de 116 y 162 km. Mi meta era correr de día, de 6am a 6pm y lo cumplí bastante bien,
también corrí de menos a más, me gasté 12:30 horas, algo más de lo que pensaba pero muy bien, el calor lo manejé bien, tuve un
buen plan de alimentación e hidratación.
Fue la construcción poco a poco de lo que venía. Luego en el camino hice buenos entrenamientos con buen desnivel, de 1500 a 2500 m en los cerros orientales de Bogotá, entrenos de 4 a 6 horas y más, muy duros, entre 25 y 40 km y algo más. Faltando 20 días planifiqué un entrenamiento nocturno; pretendía estar toda la noche con algo de incomodidad, de frío y con algo de cansancio.
Me levanté 5 am, entrené un rato, trabajé normal, comí algo, luego 6 pm fui al gimnasio, entrené 2 horas y media, comí algo, me cambié de ropa y salimos con un compañero que también se estaba preparando para una carrera de 100 millas en Mont Blanc en agosto. Hicimos 9 horas continuas (un poco menos), salimos 9 pm y regresamos 6:30 am, ahí estaba completando más de 24 horas , luego me quedé despierto hasta las 10 am, completando las 30 horas planeadas, desayuné y descansé. Ahí note que ya estaba preparado para las 100 millas de Lake Tahoe, por lo menos en mi mente que era lo más importante.
¿Cómo fueron los volúmenes de entrenamiento de enero a julio? Horas por semana, por mes, kilometraje y desnivel acumulado. No basé este entrenamiento en intensidades altas ni en estar muy rápido, sino en estar muy fuerte física, emocional y mentalmente.
- En enero entrené 86 horas, entre 12 y 20 h semanales, con volúmenes corriendo solamente de 40 a 60 km.
- En febrero bajé un poco (por razones de trabajo), 65 h/mes, entre 15 y 18 h semanales, con volúmenes corriendo más altos, de 50 a
75 km a la semana. - En marzo subí sustancialmente a 93 h/mes, 18 a 26 h semanales, volúmenes de 60 km y un par de semanas de más de 100 km. Después de 2 meses y medio empecé a meter volúmenes importantes, que como ya dije, creo que fue la clave para no tener
molestias ni lesiones. - En abril bajé un poco el kilometraje, cerca a 80 km y 80 horas, entre 15 y 18 h semanales y volúmenes más medidos corriendo,
entre 70 y 80 a la semana. - Mayo fue el mes cumbre, hice 100 horas con semanas todas sobre 20 h, hasta 23 h y con volúmenes promedio entre 80 y 90 km
corriendo (no fueron tan altos). - Junio fue el mes de la carrera larga, un mes de 86 horas con volúmenes semanales de 15 a 20 h y 50 a 75 km.
- En julio bajé a 80 horas, e incluí el entrenamiento nocturno, muy largo.
Los desniveles acumulados promedio por semana fueron entre 4000 y 8000 metros. El total del kilometraje en los 6 meses largos fue entre 2300 y 2500, y 550 horas, eso equivale a 91 h/mes y a un promedio de 20,3 horas por semana. Es como medio tiempo dedicado al entreno puntual, pues adicionalmente siempre busqué dormir 7 horas diarias y practiqué el ayuno intermitente 80% del tiempo: comía la última comida alrededor de las 7 a 8 pm y no volvía a comer hasta 4 horas después de levantarme y siempre incluyendo el entrenamiento en ayunas, donde si no superaba las 3 horas y no hacía calor, no tomaba nada, creando así una tolerancia alta del cuerpo para estar no solamente quemando grasa, sino adicionalmente siendo muy eficiente con el líquido almacenado en el cuerpo; obviamente cuando hacía entrenos muy fuertes o carreras, sí jugaba con todas las variables para sentir la diferencia y realmente se sentía.
Cuando competí noté que nunca tuve problemas de sobrecargas, ni de calambres, ni molestias del estómago, ni de desfallecimiento de ningún estilo.
Preparación del viaje:
Implica varias cosas, una es la maleta que tiene 3 partes, la primera tal vez la más importante es la indumentaria que se va a utilizar para la carrera, por lo menos 2 atuendos, uno para el día que sería muy caliente, iba a ir muy liviano, llevaría líquidos, en algunas secciones bastones, con ropa blanca y para la noche, que sería fría, con temperaturas entre 0º y 15º C, hay que llevar impermeable, más ropa (un par de pieles), buff, guantes.
La segunda parte es el tema de la comida, la llevaba muy organizada en bolsas para que allá cal desempacar pudiera poner todo de acuerdo a cómo quedarían las drop bags en cada sitio de avituallamiento. Extras importantes a tener en cuenta, el tema de seguridad, linternas, pilas, dónde cargar los bastones, 2 pares de tenis (llevé unos para la primera parte y otros con más acolchonamiento, más soporte para la segunda, ambos Altra) en bastante buen estado, con los que ya había corrido otras carreras y me sentía cómodo; obviamente varios pares de medias y detalles como vaselina, dónde y cómo poderse poner hielo también estaban listos.
La tercera sería la parte de logística, pasaporte, dinero en efectivo, seguro médico (conseguí uno que cubre 50 mil dólares para medios agrestes y evacuación si fuese necesario).
Estaríamos viajando todo el día, importante arrancar con un carbo loading, hidratándose muy bien, con suero o con alguna bebida hidratante con poca azúcar, tomar unos 2 litros extras, llevar comida limpia para el avión y cambios de avión, como frutas, algunas barritas, para hacer alguna comida liviana en aeropuertos donde la comida no es la mejor (para mi gusto).
Viaje y carrera:
Salimos el miércoles 18 de julio muy temprano, 3 vuelos, descanso activo viajando todo el día. Llegamos tarde (1 am) a Reno, Nevada, a media hora de Carson City y nos instalamos en una casa, hicimos mercado para comer lo mejor posible sin salir mucho. Después de dormir 8 horas, en la mañana nos alistamos para correr, fuimos a 2 puntos, primero al más difícil de la carrera, lo pasaríamos 2 veces (milla 50 y 80), Diamond Peak, un centro de esquí, una subida de 2,2 millas (3200 km) con 500 metros positivos, subimos suave, yo en 40 min. y ellos en menos. Luego fuimos al punto de inicio, de ahí a la casa, comida y descansar.
El viernes estuvimos totalmente quietos. En la tarde fuimos al briefing de la carrera, registro, fotos, conocimos gente, hicimos preguntas… Roberto, el representante de Altra para Colombia, nos hizo un recuento de la carrera pues él la corrió hace 2 años, memorizamos la ruta y nos pusimos los mapas en los brazos.
Sábado 21: yo arranqué a las 5 am, oscuro y con linterna, ellos (Maria Juliana y Nicolás) a las 6 am sus 50 millas. Mi lema era arrancar muy medido, el objetivo era hacer en la primera vuelta alrededor de 12 horas, arrancamos subiendo 1 milla, 500 metros positivos, bajé muy cauteloso. Hasta Hobard, la primera estación en la milla 6.9, usé mi propia comida, pues experimenté algo nuevo: puntos de avituallamiento perfectos (en el día), cada corredor era recibido por una persona, yo siempre cambié agua, hidratante, sales, comí fruta, tenían batidos de proteína preparados helados, de vainilla y chocolate, y también comí algo de sal como protocolo permanente.
La siguiente estación era Tunnel Creek, la cual iba a pasar 6 veces; la segunda vez en la milla 18 hice el mismo ritual, cambio de electrolitos, agua, hielo en el cuello y en la cabeza, gaseosa fría, agua fría, batido de proteína, fruta, y ahí empecé a bajarle al dulce porque ya me estaba empezando a caer regular. De ahí subimos a Bull Wheel en la milla 21, solo había agua y sales, seguimos subiendo para luego una bajada muy fuerte hasta Diamond Peak, llegué de día con mucho calor, arranqué esa subidota a mediodía con mucha calma, alrededor de 1 hora, llegamos a Bull Wheel milla 32 (había solo agua), descenso continuo, nuevamente Tunnel Creek milla 35, ascenso importante para llegar a Hobard milla 40, ahí empecé a sentirme ya tocado. Arrancaron las subidas tipo ciclismo, switch backs hasta Snow Valley Peak, un punto alto cerca a los 8 mil y pico de pies milla 43, luego una bajada muy muy larga para llegar a Spooner Summit que es el punto de inicio, a 3 millas de la primera meta de 50 millas.
Hasta ahí llegué bastante bien, usé mucho los palos inclusive para bajar, me ayudaban a descargar mucho la cadera. Terminé esa primera vuelta en 13 horas 15 min. Me estaba esperando Roberto (rep. de Altra), el pacer, me ayudó, no cambié de tenis finalmente, ritual de comida e hidratación (de sal comí tortilla con aguacate), me quedé como 10 min. y arranqué con él esa segunda vuelta que calculé iban a ser 15 horas, acabaron siendo más de 17.
De la milla 50 hasta Hobard caminamos bastante, con bastones, él me ponía el paso, corriendo ocasionalmente, conversamos mucho y eso me ayudó, muy buen pacer; llegamos a Tunnel Creek por primera vez, milla 60, me empezó a molestar un callo reventándose, luego seguía la bajada empinada para llegar a Red House, tenía que volver a Tunnel Creek (5ª vez) para arreglarme la molestia del pie, paré 10 min, comí con el mismo ritual, el médico me arregló los pies (me sirvió mucho). De ahí salimos ya de noche, el trayecto entre 12 y 4 am iba a ser muy pesado, caminé mucho a buen paso y me empezó a molestar la espalda, hicimos el loop llegando de nuevo a Tunnel Creek y subiendo nuevamente a Bull Wheel milla 71, pasé un momento difícil, no lo quise compartir porque mi estómago estaba bien y mi decisión por continuar también, así que le pedí a Roberto que cada hora hiciéramos pausas de un par de minutos y le insinué que no me hablara tanto, pues quería enfocarme en cada paso, en cada switch back, nos acercábamos a la bajada larga antes de Diamond Peak milla 80 y nuevamente la pared, la bestia y él me dijo que prefería parar ahí y recoger su carro, yo entendí. Ya era de madrugada, cerca de las 5 am, nos despedimos, fue muy especial ese espacio de tiempo que compartimos, me ayudó muchísimo, fueron 50 km muy bien aprovechados. Ahí seguí solo esa subidota, iba muy cansado, con mucho sueño y me pasé en un cruce, me pareció que no estaba tan difícil como la primera vez, entonces me di cuenta que me había pasado, me devolví, calculo que perdí unos 20 a 30 min porque iba muy despacio, finalmente retomé la subida, nunca paré, mi lema era mantenerme avanzando así fuera muy despacio. Llegué a Bull Wheel milla 82, empecé a bajar con algo de molestia en los cuádriceps, me dolían un poco los talones, tenía callos y ampollas en la parte de afuera de los talones, que afortunadamente nunca se reventaron, pero me molestaban. Volví a subir a Tunnel Creek (6ª vez), nuevamente el ritual de comida y bebida, comí más comida de sal, había puré, papas saladas, aguacate, camote, tortillas, todo buenísimo, siempre agua fría, sales, gaseosa helada y fruta.
Continué hacia Hobard milla 90, y ya cuando faltaban 10 millas me entró esa alegría de saber que iba a terminar y que el tema iba a ser posible. Empecé a subir hacia Snow Valley Peak ya con muy buen ritmo, caminaba-corría, caminaba-corría, siempre que podía correr corría, en las subidas caminaba con los bastones con buen impulso, cuando llegué arriba casi que ni descansé, doblé los bastones y de la milla 92 a la 100 bajé muy bien, fue la sección donde más rápido corrí en la carrera; alcancé a un pacer y a su corredor, me fui con ellos y faltando 500 metros para llegar a la carretera y a milla y media del final, me caí, nada grave, raspones, tronchadura de un dedo, el pacer se devolvió y se dio cuenta de que estaba bien, luego los volví a alcanzar.
La llegada a la meta fue muy emocionante, viendo la gente tocar las campanas, estaban Maria Juliana y Nicolás que hicieron un video y gritaban, sentí mucha emoción.
Volviendo a cómo empezó todo 6 y medio meses atrás, cuando nunca pensé que iba a correr 100 millas pues eso era para gente más joven que yo y que se me había pasado el momento. Ahí uno se da cuenta de que cuando rompe ciertos límites y barreras todo se vuelve posible, si uno realmente lo quiere desde muy profundo del corazón.
Y bueno, terminé en 30 horas 43 min, no es el tiempo que pensé que iba a hacer pero quedé muy feliz y satisfecho.
Esta es la conclusión de esta experiencia tan hermosa; vamos a ver cómo la retomamos nuevamente. Me estoy recuperando y ya me
inscribí a una carrera de 80 km en diciembre y espero arrancar a entrenar hacia esa meta en unos 15 días, y quisiera romper ese paradigma de que me cuesta correr en calor, en ciudades como Santa Marta; voy a ir a hacer una buena carrera como la que hice en la Tahoe Rim Trail 100 Endurance de Carson City.